Las crónicas de Z

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Nacimiento

En el principio no había nada y el programador vivía a la sombra.

El Todo vio entonces que el programador no era feliz y se entristeció.

Y fueron esos los primeros días, y los días hasta que decidió el Todo hacer algo.

Sopló al oído código, puso llama en el corazón.

El hombre escuchó, sintió, pensó, programó.

Y fue así que nació Zeta,

y entre las sombras hubo Luz,

y vio el Todo que era bueno,

y ya no estuvo triste el programador pues no estaba solo.

Había despertado dentro el emprendedor,

y fueron esos los tiempos del principio, los de la anunciación, los primeros días.

De las “Crónicas de Zeta“, Capítulo Zero (Nacimiento)

Cuando en setiembre del 2000 hice la primera venta de ZetaABACO, casi no podía creer que habían pasado cinco años desde que había renunciado a mi empleo en CAMEC para crear mi propia empresa de software. No podía creer que de esos cinco años, los primeros dos se habían esfumado sin que pudiera escribir una sola línea de código, y los otros tres se habían desvanecido en una sociedad con triste final que me dejó parado casi en el mismo lugar que estaba un lustro antes. Pero bueno, aún no sabía que emprender era un eterno inicio. Así que con las naves ardiendo detrás y la visión intacta por delante, comencé de nuevo. El lugar era el mismo, pero yo no lo era.

Mirándolo desde el presente puedo decir que esos cinco años previos fueron los tiempos de preparar la tierra, de aprender, de experiencias y decisiones que marcaron (sin saberlo) el futuro. Fueron los años en que me casé con GeneXus en una relación de monogamia total y victoriosa ante cualquier tentación, siendo mi única herramienta de desarrollo de software desde ese momento y para siempre, algo fácil de ver hoy, pero no tanto en esa época. Fueron años de la incondicionalidad de Paola y de la felicidad del nacimiento de Franco. Pero también fueron años de profundas decepciones que devinieron en brutales y removedores crecimientos personales.

Sí, me costó cinco años crear Zetasoftware desde aquel año 1995 que la imaginé. Porque todo empieza siempre ahí ¿no?, en la imaginación.

Infancia

El mundo se había detenido, parecía que era una gran vuelta atrás,

y pensó el emprendedor por un instante que el tiempo se había perdido.

Y había rabia, pero más ganas, y había tristeza pero más sueños.

No supo hasta tiempo después que el Todo estaba preparando la tierra.

Pero entonces no sabía, y sin saber solo queda lo que se quiere,

y lo que nunca fue importante, dejó una vez más de serlo,

y lo que siempre lo fue, volvió a serlo.

El emprendedor estaba listo,

era el tiempo de sembrar

De las “Crónicas de Zeta” Capítulo Uno (Infancia)

Si hay que definir un día diría que Zetasoftware nació el 15 de junio del año 2000. Pero una empresa no nace en un día, es más bien una idea que de a poco va tomando forma y bajando a tierra. Uno imagina el mapa, pero luego, el terreno es otro.

Meses después tenía un puñado de clientes en Rosario, no más de cinco, que poco a poco y gracias a sus recomendaciones trajeron otros. Gratitud eterna hacia ellos. Hoy el boca a boca sigue siendo nuestro mejor vendedor.

Querer conquistar el país desde un pueblo del interior, no era tarea fácil. No podíamos pagar publicidad y en realidad no teníamos ningún apoyo, de ningún tipo. Éramos algo así como trapecistas sin red. En lo personal y por años las jornadas fueron de 14 horas y los viajes a Montevideo se volvieron cotidianos: vender, instalar, capacitar, dar soporte, programar, arreglar, mejorar, y así, de lunes a lunes. Locura y felicidad por cantidades iguales.

Más tarde llegó el primer empleado, sin un currículum, mucho menos en temas técnicos, pero con unas ganas bárbaras. Y la infancia de una empresa es sobre todo eso: el momento de las ganas.

Por otro lado la familia de productos, familia de hijo único, sumó un nuevo integrante llamado ZetaABACO Básico. Dos años, dos productos y dos integrantes, en un 2002 bastante difícil no solo para nosotros. Recuerdo que nos parábamos en la vereda de Rosario, en la tardecita de un invierno frío, y en voz alta pensábamos: “No nos conoce nadie y estamos acá, lejos de todo”. Pero estábamos convencidos que solo debían conocernos para optar por nuestras soluciones. Creer en uno mismo, que en cierta forma puede parecerse a engañarse a uno mismo, en situaciones límite lo decide todo.

Luego el equipo crece con la incorporación de una asistente y un técnico: aquello empezaba a tomar forma. Estamos hablando ya del 2004, año que también nace ZetaSIGMA, nuestro primer software para Estudios Contables programado en apenas dos meses (GeneXus es esteroides para un programador, si lo usas no pasas nunca más las pruebas antidoping) y que hoy gestiona la contabilidad de miles de empresas.

Ya éramos cuatro personas, tres productos, y cientos de clientes. Llegamos así al 2005, un año que no hice mucha cosa más que un hermoso viaje. Y no hice mucha cosa porque no sabía por dónde seguir, la verdad era esa. Los cambios tecnológicos que se avecinaban eran tremendos y apenas se estaban insinuando. Optar por un camino entre tantas opciones que prometían todas un destino maravilloso era algo más de instinto que de ciencia, y errarle podía ser fatal.

A finales de ese mismo año y como todos los años fui al Encuentro Internacional GeneXus, y luego de una charla de Breogán Gonda entendí cual era el camino. Vi, en palabras de Breogán, que el futuro era web. Y quedé tan entusiasmado que esa misma noche, de retorno a Rosario mientras manejaba y escuchaba música me hice la pregunta “¿Si hiciera todo el software hoy, desde cero, cómo sería?“. Y fue así que nació ZLIBRA, otra vez, en la imaginación primero, y por aquel bendito hábito de estarse preguntando siempre.

ZLibra fue el regreso al equilibrio. El nombre LIBRA se me ocurrió arriba de un CUTCSA mientras pasaba por Tres Cruces 10 años antes, no sé porqué me acuerdo del momento exacto, pero fue ese, antes de crear Zetasoftware. LIBRA es mi signo, pero también una moneda, una balanza, no sé, me gustó mucho y lo tomé. Así de personal era hacer un producto, era parte de uno mismo, y el nombre lo debía reflejar.

Igualmente ese equilibrio contrastó con la vuelta al desenfreno de la programación. Me compré una notebook en Diciembre del 2005 (que aún funciona) y empecé a escribir código GeneXus como quien escribe un libro que tiene ya escrito en la mente. Nada de papeles, ni pizarrón, ni consultas, ni brainstorming, ni focus group, ni nada. En realidad no tenía con quien consultar, es aquello de la soledad del emprendedor. Solo hacía algunas anotaciones en papelitos al lado del teclado para saber en qué punto me quedaba para retomarlo al otro día. Meta música y teclas doce horas por día de lunes a lunes. Otra vez locura y felicidad.

Y así pudimos llegar al siguiente Encuentro GeneXus en el 2006, que ya era como nuestra plataforma de lanzamiento de productos, con la primera versión de ZLIBRA, el hijo pródigo que en su ADN contenía la clave del futuro.

Un año más tarde y luego de conocer a la gente de Montevideo COMM pusimos a ZLibra en la nube, siendo el primer software de Gestión PyME y Contabilidad Profesional Online en nuestro país, y me atrevo a decir que el primero de varios países de Latinoamérica. Eran momentos donde aparecían al mercado YouTube, Facebook y otros gigantes. No era fácil vender el concepto. El que lo entendía lo quería ya, casi sin preguntar nada, y el que no lo entendía no había forma de convencerlo. Yo pensaba “ya se encargarán los gigantes de convencerlos”, y sin más nos enfocábamos en los clientes que entendían la ventaja del software ofrecido como un servicio en la nube.

Por otro lado el equipo seguía creciendo, mutaba, llegaban nuevos integrantes y se iban otros, que aunque yéndose, dejaban una lucecita, un aporte, algo que nos define hasta hoy día. Esto es como una familia, cada tanto sale una anécdota, un recuerdo de alguien que pasó por Zeta. Me gusta que así sea, aunque no todos sean buenos recuerdos.

Nuestro camino hacia la nube recién arrancaba y para consolidarlo, en el 2009, lanzamos un nuevo producto: ZCuentas, el primer software de finanzas personales totalmente gratuito y online que es usado hoy día por miles de usuarios, no solo de Uruguay.

El proyecto había crecido, se estaba consolidando y haciendo cada vez más pujante, pero el traje empezaba a apretar. Y bien dicen que no se puede descubrir nuevas tierras si no se tiene el valor de perder de vista la orilla.

Zetasoftware había nacido en Rosario, pero su futuro no estaba ahí.

Pubertad

Cuenta el Cronista que delante estaba el desierto, lo incierto,

que fue ese el tiempo del cambio, del viaje.

Y el camino era por fuera y por dentro, en la distancia y en el mismo lugar,

y muchos pensaban que sabían, pero en realidad no sabían.

Y fue largo el instante, y el cuerpo se estiró hasta casi romperse,

y cuando ya casi, se recompuso.

Y por un tiempo no fue, hasta que finalmente acabó siendo,

Fueron los tiempos de la gran transformación, del impulso antes del salto.

De las “Crónicas de Zeta” Capítulo Dos (Pubertad)

La pubertad es la época de los grandes cambios, cada persona tiene una, cada empresa también. La nuestra empezó apenas llegamos a Montevideo en el 2011.

La pubertad es una etapa que duele, en la que todo es más intenso, en la que los huesos se ponen en su lugar. Cuando Zeta dejó Rosario, dejó atrás su niñez. El interior de cualquier país es lo más parecido a la infancia: con su ilusión infinita, con su sonrisa constante, sus tiempos largos, su sinceridad despreocupada, su propia manera de ver, pensar y sentir. En cambio la urbe es la juventud, la velocidad, y el viaje entre una y otra no siempre es fácil.

Hace poco leí sobre “la trampa del fundador” que consiste básicamente en negarse a pasar el control de la empresa a otros, en querer tener todo el control, lo cual luego genera una serie de crisis que en la mayoría de los casos terminan con la empresa. Bueno, yo sin saber de esa trampa y luego del primer año en Montevideo hice totalmente lo contrario: delegué prácticamente toda la empresa a una sociedad de terceros de mi confianza absoluta. Mi intención era que Zetasoftware quedara enfocada en la innovación y producción y que la otra empresa se dedicara a la venta, capacitación y soporte al usuario.

La idea no era mala. En los siguientes tres años se hicieron más clientes, se tomó gente nueva, se avanzó internamente en una serie de procesos ya que los existentes se parecían más a la gestión de un boliche que al de la empresa que pretendíamos ser. Pero lamentablemente con el tiempo se perdió el foco, se empezó a caminar hacia un horizonte diferente al de nuestros sueños.

Cuando a finales del 2013 decidimos terminar con ese proyecto y volver a que Zetasoftware fuese un todo (el proceso de transición para volver a las raíces nos llevó el 2014 entero y parte de este 2015), sentí que todo había sido un gran fracaso, que se habían perdidos años fundamentales, aunque si alguien miraba los números quizás concluía todo lo contrario.

Luego de cierto tiempo me dí cuenta que no había sido un fracaso, fue algo así como la pubertad, que muchas veces empieza con un beso y termina con el corazón roto. Fue la forma que encontramos de avanzar en un momento difícil. Si como dije antes crear Zetasoftware me llevó cinco años desde la idea original hasta hacer la primera venta, creo que la mudanza a Montevideo llevó un proceso de 4 años y que recién ahora ha terminado. Hoy solo quedamos Maira y yo como los únicos representantes “pichoneros” (así se les dice a los nacidos en Rosario). Todos los demás integrantes de la empresa no tienen en ella más de cuatro años, aunque todos ellos tienen lo que llamamos el Alma Zeta.

Y si lo miro mejor veo que también fueron años de prestigiosos reconocimientos y buenas cosechas. En el 2011 la ANII otorga a Zetasoftware el Premio NOVA a la PyME Innovadora, gracias a ZLIBRA. Al siguiente año nos vuelve a distinguir pero esta vez como ganador por Mención del Público junto a otras empresas. Y en el 2014, la Fundación Lolita Rubial, me entrega el Premio MOROSOLI de Plata en el rubro Informática en base al aporte realizado por más de siete años al paradigma del software en la nube.

Esta serie de distinciones, más otras que no detallo ahora, nos trajeron una felicidad increíble, fueron caricias para el alma, momentos que uno queda saboreando en solitario y con la mirada perdida.

En lo que respecta a productos en el 2012 liberamos la versión para Smart Devices de ZCuentas además de una nueva versión web. ZLibra a su vez se sacude el polvo y avanza con una nueva versión con cantidad de mejoras y la incorporación de la Facturación Electrónica. Trazamos un plan de mejora continua para ZLIBRA que se irá viendo durante todo el año 2015 y 2016. Y hay mucho más para contar, pero este no es el momento de hacerlo. Ya será.

En lo personal vuelvo a tomar las riendas y creo hacerlo en el momento justo. Si me miro al espejo -sin trampas al solitario- veo que cuando delegué gran parte de la empresa estaba infinitamente cansado, se me había agotado la batería, solo me quería quedar con lo que más amaba de mi trabajo. Al final terminó siendo como un descanso para luego tomar carrera y volver.

Si estuviese escribiendo las Crónicas de Zeta diría que a los 15 años estamos entrando con mucha fuerza, ganas y proyectos a una nueva etapa, en esa donde solo se ve la belleza. Estamos comenzando lo que llamo “la Juventud”, con un equipo de gente formidable que se ha depurado con los años, con una serie de ideas y proyectos que estamos deseando bajar a tierra y hacerlos realidad, y con la visión más enfocada que nunca.

El hábito de hacernos preguntas sigue intacto, y hoy nos estamos preguntando ¿Cómo sería Zeta si la hiciéramos de nuevo hoy?.
Sí … sospecho que lo mejor de Zetasoftware está por venir, y pronto.

Fin de la pubertad

Dibujó el emprendedor una sonrisa contenida.

Y vio el Todo que algo grande estaba por pasar, o quizás pasando.

Y la curiosidad se hizo dueña de él,

y se sonrió él mismo, porque una vez más,

Zeta lo invitaba a vivir el futuro hoy.

De las “Crónicas de Zeta” Capítulo Dos (fin de la Pubertad)

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