Mitos sobre Cloud Computing

Mito: La nube es una moda
La verdad: La nube como término es nuevo, pero los conceptos y tecnologías necesarias han estado evolucionando desde hace bastantes años. El cloud computing representa una nueva estrategia para las TIC en las empresas, con altos ratios de adopción e inversión. Para que nos hagamos una idea, Gartner Research predice que en 2012, el 80% de las empresas de Fortune 1000 serán consumidores de algún sistema basado en la nube, así que lo sentimos por los escépticos, pero el cloud computing está aquí para quedarse.

Mito: El cloud computing no es seguro.
La verdad: La nube ofrece arquitecturas compartidas para justificar la escalabilidad de sus infraestructuras. Lógicamente, la seguridad es uno de los puntos críticos. Antiguamente el perímetro de seguridad venía definido por el firewall, gracias a la nube, es intrínseca a la aplicación. Al ser un factor clave para el éxito y su crecimiento, las aplicaciones cloud requieren un diseño sólido orientado a la seguridad. Por último el manejo de los datos y sistemas de terceros obligan a controlar y registrar a cualquier tipo de información. A los proveedores de servicios basados en la nube la seguridad representa el 99% de su reputación.

Mito: La nube no es factible.
La verdad: Ningun sistema tiene un 100% de disponibilidad, ni siquiera la nube. Dada la escala, generalmente, los servicios de la nube están diseñados para ofrecer redundancia, alta tolerancia a fallos y la máxima disponibilidad. Mientras este mismo nivel de redundancia/disponibilidad es factible con soluciones locales, su coste es prohibitivo salvo en sistemas críticos de empresas. Por lo tanto, la nube representa una solución factible a un costo radicalmente inferior.

Mito: El cliente pierde el control de sus datos en la nube.
La realidad: Existen distintos tipos de soluciones con diferentes niveles de personalización y flexibilidad. Aquellas que implementen soluciones estádar lógicamente facilitarán la movilidad o posible migración de datos. Antes de realizar ninguna migración, consulta a tu proveedor acerca de la importación/exportación de datos así como sus políticas de estandarización.

Mito: La nube es demasiado compleja.
La realidad: Como venimos diciendo, existen distintos tipos de soluciones. Muchas de ellas están simplificadas para funcionar desde el primer minuto, reduciendo la barrera de entrada a la mínima expresión. Otras soluciones buscan una mayor adaptación o personalización, lógicamente implica un mayor esfuerzo a la hora de diseñar la arquitectura. La sencillez y el control son generalmente mayores que en soluciones locales, al fin y al cabo, por eso contratas un servicio.

Mito: Pagar por consumo es pagar más.
La realidad: El Cloud computing se basa en economías de escala aplicadas al cliente. Convierte los costos de implantación, reparación y mantenimiento en gastos por servicio ajustados al uso. Si realmente te preocupan estos, busca soluciones que te permitan predecirlos mediante presupuestos. No sólo hay que mirar el precio mensual, yo recomiendo hacer mayor hincapié en otros como soporte, nuevas versiones, servicio al cliente, roturas de hardware y reinstalaciones, accesibilidad desde cualquier lugar, tiempo ganado, reputación, …etc.

Mito: Es difícil integrar soluciones.
La realidad: Muchas aplicaciones son stand-alone y pueden ser portadas independientemente en la nube, este tipo de aplicaciones orientadas a servicios son muy fáciles de integrar. Si lo que estás buscando son aplicaciones no orientadas al servicio, como soluciones híbridas, requieren una mayor experiencia. Como con el resto de factores sobre una integración, la transparencia en donde residen mis datos en la nube es muy importante.

Mito: Debería mover todo a la nube.
La realidad: No todas las aplicaciones encajan con el perfil de la nube. Aunque se trata de una tecnología con gran proyección, no busca reemplazar todas las soluciones del mercado. Siempre existirán situaciones donde los requisitos de seguridad o rendimiento no terminen de encajar en la nube. En esos casos las soluciones híbridas, donde convergen los sistemas dedicados y la nube tienen mucho más sentido. No confies nunca en comerciales que propongan la nube para «todo». Es mejor entender a tu proveedor de SaaS como una navaja suiza capaz de ofrecerte distintas soluciones para tus aplicaciones.

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